No teníamos una preparación o un escenario de contención, quién diría que nos tocaría afrontar una pandemia.
Nuestro país fue severamente golpeado por la pandemia. Nuestro sistema de salud ya era caótico y vivíamos escenarios de corrupción absoluta de los Gobiernos pasados y actual.
En esta oportunidad, conversemos sobre el trabajo. Destacamos, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Objetivo 8 de la Agenda 2030: “trabajo decente y crecimiento económico”. El mismo procura un crecimiento económico inclusivo y sostenido puede impulsar el progreso, crear empleos decentes para todos y mejorar los estándares de vida.
Pero el COVID-19 impactó todos los ODS. En este caso particular, nuestro país sufrió un embate cruel que muchas empresas supieron afrontar apelando a la solidaridad, pero otras empresas grandes, negocios pequeños, startups, MYPES, PYMES, etc., sufrieron y tuvieron que despedir empleados, suspender sus contratos, recortar vacaciones y sueldos, etc., medidas que en los medios fueron condenadas, pero siendo que la actividad principal estaba restringida, ¿Qué podría haberse realizado? ¿Acaso el Estado las iba a salvar y sostener económicamente? Nuestro país tiene un alto porcentaje de trabajo informal y eso profundizó la crisis. Esta no es una crítica a esas decisiones.